DEJAR DE DELEGAR Y RETOMAR NUESTRO PODER
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DEJAR DE DELEGAR Y RETOMAR NUESTRO PODER
Las peticiones al gobiernoSeguramente todos habremos firmado más de una vez algunas de tantas peticiones de las que circulan por internet. Peticiones para multitud de injusticias, necesidades o situaciones que nos han soliviantado y empujado a firmar enérgicamente un papel o a pulsar un botón en una pantalla conectada a internet. Y cuando el tema ha sido más candente, o nos ha tocado la fibra más de cerca, incluso nos hemos lanzado a la calle en pacífica manifestación con pancartas y cacerolas. Pues haciendo mucho ruido hemos esperado unos resultados tendentes a satisfacer nuestras demandas. También hemos visto como algunas de esas manifestaciones pacíficas han sido saboteadas por agentes del CNI o de la misma policía, facilitando una hipócrita justificación para la carga policial mientras tales agentes se han esfumado con el mismo sigilo con que aparecieron. Y esa violencia policial, ese terrorismo de Estado ha dado unos frutos que para muchos nos pasaron desapercibidos. De repente ya no se habló más de las reivindicaciones por las que acudimos a la manifestación. Ahora sólo se habla de la violencia policial, de las detenciones, quizá de denuncias contra algún agente policial, quizá ahora se pida la dimisión del gobernador civil... pero la atención sobre el motivo de la manifestación ya pasó a segundo término. Examinando los resultadosReflexionando sobre todo esto, uno empieza a preguntarse sobre la utilidad y eficacia de tales métodos para conseguir cosas. Si podemos esperar obtener resultados diferentes actuando siempre de la misma manera. Si dichos resultados fueran satisfactorios no habría problema, pero no lo son. Profundizando sobre este punto, el hecho es que: cada vez que pedimos algo a alguien, ya sea a un familiar, a un político, al gobierno o al Estado, le estamos otorgando el poder de conceder o denegar tal petición. Igual ocurre si en vez de pedir exigimos. Estamos cediendo el poder de una acción a una tercera persona que, lógicamente, puede negarse. Pero, el hecho de pedir a nuestros gobernantes todavía tendría cierto sentido si ellos trabajasen para nosotros, si la idea tan repetida de que tenemos una "democracia" como régimen político fuera cierta. Pero... ¿lo es? La democraciaSegún la Real Academia Española democracia es:
Esta claro que si el pueblo tuviera una intervención real en el gobierno apenas habría peticiones ni manifestaciones. Luego está claro que no tenemos una democracia. ¿Por qué? Pues porque el pueblo no tiene ningún predominio en el gobierno político del Estado. ¿Quien lo tiene pues? Lo tienen los partidos políticos que votamos pseudo-democráticamente en las elecciones cada cuatro años. Ellos si lo tienen y, si no todos, al menos viven de ello. Lo tiene el parlamento. Los políticos parlamentarios sí pueden tomar decisiones. Y podríamos seguir subiendo, lo tiene el ejército, lo tiene el Rey... La propia constitución define nuestro régimen político como monarquía parlamentaria. Estamos pues ante una dictadura claramente parlamentaria y partitocrática, y encubiertamente militar. Eso es lo que normalmente no se ve. Pero cuando el Rey y los militares lo estiman oportuno, el gobierno dicta reales decretos y el ejército ocupa calles y aeropuertos. Esa es la realidad, lo hemos vivido y nos acordamos de ello. Entra a formar parte de las lecciones que hemos ido aprendiendo, que la vida y la experiencia nos enseña. Pero, para aprender es necesario saber discriminar la información y manejar el arte de la reflexión. Y esto no se enseña en ninguna Universidad; por el momento forma parte del trabajo personal de cada uno de nosotros. Buscando la verdad y recuperando la historiaEs verdad que sin recuperar nuestra historia más reciente, lo que de verdad sucedió desde el Imperio Romano hasta nuestros días, difícil sería comprender de donde venimos y donde nos encontramos ahora. Investigadores de la historia como Félix Rodrigo, nos han allanado el camino en la comprensión de nuestro pasado al desvelar lo que, deliberadamente, se nos ha escondido, manipulado y alterado, sabiendo que, sin esta información de la verdad, nuestros esfuerzos e intentos de transformar la sociedad para hacerla más humana y justa serían estériles. Es gracias a este conocimiento que ahora nos hemos dado cuenta de cuan degradante es para el ser humano el hecho de pedir limosna. Y eso es lo que hemos estado haciendo al gobierno, al Estado o a las Naciones Unidas. No importa a quién. Siempre que hemos actuado de esta forma, hemos estado otorgando un poder y renunciando al nuestro. Y cuando nos hemos manifestado en la calle con pancartas y cacerolas hemos actuado del mismo modo. Mientras pensábamos que el Estado y su gobierno trabajan para nosotros bajo un régimen democrático, era natural que actuáramos así. Pero desde el momento que entendemos que el Estado no es nuestro protector, y empezamos a dilucidar para quién trabaja y quienes están detrás, nos damos cuenta de que estamos sólos. No podemos contar para nada con el Estado, sus instituciones, sus leyes y sus gobernantes. Es entonces cuando empezamos a pensar en nuestro inmenso poder que les habíamos cedido y que ahora podemos recuperar. No va a ser de golpe, pero cada vez que un ciudadano recupera su propio poder, el Estado pierde algo del suyo. ¿Como recuperamos nuestro poder?
En primer lugar dejando de pedir limosna y recobrando así nuestra dignidad como humanos. Y después buscando formas de hacer cosas en grupos, al margen del Estado. Cooperando con los demás para ser autosuficientes. Ya existen iniciativas en esta dirección. Monedas locales para el intercambio de bienes y servicios. Pero sobretodo potenciando los grupos autosuficientes. Desarrollar formas de energía libre. Autogestionar el aprendizaje. Promocionar la cooperación y la ayuda entre grupos. E ir cortando así, poco a poco, los lazos que nos atan al Estado. Mientras tanto los Estados irán ejecutando las directrices de los amos del mundo. Ir ahogando a la población todavía dependiente del Estado hasta convertirlos en esclavos obedientes y colaboradores. Puede que sea todavía pronto para hablar de esto, pero no hay que olvidar que la agenda va en esta dirección. Y que como más avance esa agenda en su ejecución, más difícil será rectificar. Es como la rana que cuando la meten en agua hirviendo pega un salto y sale volando, pero si la echan en agua templada y la van calentando poco a poco... llega a hervir y muere sin darse cuenta. Se puede prever que el Gobierno Mundial reaccionará contra estas iniciativas de autosuficiencia y autogestión. Su forma más típica será a través de sus medios de propaganda procurando mantener a la mayoría de la población bajo su dominio. También mandando a agentes infiltrados para crear confusión y desviaciones en los objetivos de esos embriones de una nueva sociedad de seres humanos para encontrar puntos flacos por donde desmontarlos. Luego legislando para dejar al margen de la ley cualquier iniciativa que le sea contraria. Y en último extremo, en el caso de que lo anterior fracase y el aparato estatal se sienta amenazado, utilizando la fuerza militar. También habrá que ver entonces cómo reaccionará el personal militar. Pero probablemente estemos hablando de aquí a algunas generaciones. Confiemos en ellos y su buen criterio. A nosotros sólo nos corresponde iniciar el camino hacia la libertad del ser humano. Y para ello es imprescindible desarrollar esta idea individualmente. Promocionando grupos de autosuficiencia en cooperación entre ellos. Mejorando las relaciones humanas y la calidad de los individuos. PERO SIN LÍDERES. Este es un punto crucial en este nuevo paradigma. Donde haya líderes habrá fracaso. Esta es otra importante lección a aprender de la historia. Por muy desalentador que sea el panorama, el ser humano todavía tiene la capacidad de sobrevivir en libertad en este planeta. Para nosotros la elección no es difícil. Muchos abogamos porque así sea. Somos los que lo haremos posible. ¿Te sumas? Portada / Acciones / Dejar de delegar y retomar nuestro poder |
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